Boletín Agrario Agricultura, Medio Ambiente y Mundo Rural

Nueva herramienta para limpiar los suelos y las vías fluviales: la chumbera

Opuntia ficus-indica absorbe el selenio del suelo y lo convierte en un gas, reduciendo así los depósitos este mineral y su presencia en las aguas sobrantes del riego

ARS / Dennis O′Brien

Científicos del Servicio de Investigación Agrícola (ARS) de los Estados Unidos han descubierto lo que podría ser una herramienta eficaz para limpiar los suelos y las vías fluviales en el valle de San Joaquín en California: la chumbera. Niveles altos de selenio en el agua pueden ser tóxicos para los peces, las aves migratorias y otra fauna salvaje

En otro tiempo, los mares antiguos cubrieron la parte occidental del valle de San Joaquín, en California, y esos mares depositaron en el terreno los sedimentos marinos, las formaciones de esquisto, así como los depósitos de selenio y otros minerales. Los cultivos que ahora crecen allí requieren regadío, pero las escorrentías, cuando el agua contiene niveles altos de selenio, puede ser tóxico para peces, aves migratorias y otra fauna silvestre, que beben de las vías fluviales y las zanjas de drenaje. Los técnicos regionales encargados de velar por la calidad de agua monitorean los escurrimientos de selenio.

La chumbera es capaz de absorber el selenio de suelo transformándolo en gas

La chumbera es capaz de absorber el selenio de suelo transformándolo en gas

ARS - USDA

El científico estadounidense Gary Bañuelos, del centro del ARS de Ciencias Agrícolas del Valle de San José en Palier, California, ha demostrado la capacidad de Opuntia ficus-indica, la chumbera, para absorber los excedentes de selenio en los suelos. Un hallazgo que abre su uso a prácticas de biorremediación. Junto a él en la imagen, Gabriella Romano, agrónoma y compañera del centro de San José.

El científico del ARS Gary Bañuelos afirma haber descubierto una manera prometedora de extraer el selenio del suelo: cultivar la chumbera (Opuntia ficus-indica). Esta planta absorbe el mineral del suelo y lo transforma en gas, reduciendo de este modo los depósitos de selenio que, de otra manera, podrían entrar en las zanjas de drenaje y las vías fluviales.

Bañuelos, quien trabaja en el Centro de Ciencias Agrícolas del Valle de San Joaquín en Parlier, California, comenzó sus estudios en invernaderos para evaluar la capacidad de diferentes variedades de O. ficus-indica de tolerar los suelos de mala calidad. Basándose en sus propias observaciones en los invernaderos, el científico pasó tres años evaluando cinco variedades de chumberas de México, Brasil y Chile para determinar su tolerancia a la sal y el boro en suelos que contuvieron altos niveles de selenio. Bañuelos colectó los suelos y sedimentos del área y cultivó las variedades de chumbera en parceles experimentales. Utilizó las prácticas agronómicas normales y usó un sistema de riego por goteo que produjo un mínimo de escurrimiento.

Se pensaba que la chumbera es sensible a los niveles altos de salinidad, y muchas de las plantas en las parcelas experimentas con suelo de baja calidad fueron más pequeñas y produjeron menos frutas que las plantas cultivadas en las parcelas con suelo menos contaminado. Pero los resultados, los cuales fueron publicados en la revista "Soil Use and Management" (Uso y Manejo del Suelo), demostraron que la chumbera creció bastante bien en los suelos de baja calidad, sólo con un pequeño aporte de agua.

Los estudios también demostraron que las plantas absorbieron el selenio, transformando una parte del mineral en gas y utilizando otra porción del mineral para su crecimiento (fruta y tallos), una capacidad de la planta de tolerar la salinidad y el boro que depende del genotipo. La variedad de Chile demostró el nivel más alto de tolerancia, así como la mejor producción de fruta y la mejor capacidad de acumular y volatilizar el selenio. Estudios en curso se centran ahora en seleccionar las variedades específicas de chumbera que podrían ser usadas como herramientas de biorremediación.